La Libertad al Decorar

 La Libertad al Decorar

La decoración de un espacio no tiene que ser consistente. Hace unos años, el diseño de una estructura u objeto tenía consistencia, propósito y funcionalidad. Esto siendo dicho, hemos evolucionado a diseñar estructuras y objetos que tienen una ornamentación dispareja e ilógica, pero pienso que no es algo totalmente negativo. Aunque tener una idea de diseño concisa puede aportar al ambiente del espacio, pienso que tener una que otra estructura inconsistente no es algo completamente absurdo.

La manera de diseñar años atrás era con propósito, funcionalidad y consistencia. En proyectos como La Pedrera, vemos cómo hay una unidad de ideas al diseñar una estructura con un contorno lleno de curvas. Además, las estructuras en Egipto cubrían las paredes con palabras, dibujos y gráficas. La funcionalidad y la ornamentación en estos espacios estaban entrelazados y justificados. Me gusta cómo pudieron encontrar un balance entre la ornamentación y la funcionalidad del espacio, pero me lleva a cuestionar por qué debemos justificar cada aspecto de nuestro diseño. 

Nuestra manera de decorar en la actualidad es inconsistente y ornamental, pero creo que esto le añade un carácter juguetón a la atmósfera. En lugares como Plaza Las Américas, el cine imita las estructuras del Viejo San Juan, los pasillos tienen palmas artificiales y las fuentes tienen estructuras de animales acuáticos y estatuas de personas pescando. A simple vista, el mall no aparenta tener una decoración consistente y fluida, pero es interesante observar el espacio. Pienso que en algunos casos, la decoración no tiene que ser justificada o funcional, simplemente puede ser espontánea, dispareja y un poco caótica. Ir por el mall y ver los diferentes estilos de decoración hace que el espacio no se sienta predecible y le da un sentido de personalidad único. 

Tener un propósito, una funcionalidad y una consistencia al diseñar puede ser fundamental a la hora de curar una experiencia, pero ser un poco caótico, espontáneo e inconsistente, en algunos casos, puede ser interesante. Estructuras antiguas como las de Egipto tenían un nivel de funcionalidad y ornamentación impresionante al poder entrelazar estos dos elementos de una manera fluida. Por otro lado, lugares modernos como Plaza Las Américas tienen una mayor variedad y falta de coherencia en su decoración interior. Sin embargo, pienso que no toda decoración tiene que ser justificada y con un propósito fijo. ¿Por qué no podemos añadir ornamentación que sea visualmente placentera?


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